ENTREVISTA:
En conversación con Sindical.cl, el histórico dirigente habló sobre la
queja presentada ante la OIT, denunciando el incumplimiento de cinco
convenios internacionales ratificados por el Estado de Chile. Además se
refirió a la actual situación de los trabajadores en el país.
Por Felipe Menares.
Este año, José Ortiz finaliza su período como vicepresidente de la
Federación Sindical Mundial (FSM), cargo que ocupa desde 2011, y lo hará
dejando en proceso una queja ante la Oficina Internacional del Trabajo
(OIT) por las violaciones del Estado chileno a los convenios 87 sobre
libertad sindical, 98 sobre derecho a negociación colectiva, 151 sobre
relaciones de trabajo en la administración pública, 145 sobre los
representantes de los trabajadores y 103 sobre la protección de la
maternidad.
En conversación con Sindical.cl, el histórico dirigente habló sobre
la reclamación en curso y abordó la actual situación de los trabajadores
en Chile, aprovechando su experiencia como presidente de los
trabajadores metalúrgicos entre 1983 y 1991 y secretario general de la
CUT durante de la década pasada.
“Yo tengo harta confianza de que al final las cosas que no se
resuelvan en Chile, van a tener que ser los organismos internacionales
los que la hagan cumplir”, comentó.
¿Cómo se originó la queja?
La queja es un trabajo que ha desarrollado el coordinador para Chile
de la FSM, durante varios años. La primera presentación ante la OIT se
hizo el 2013. Sucedió un “incidente” en el viaje, entre la oficina
central de la OIT y la plenaria, porque se extravió la última hoja,
donde iba la firma del documento. En 2014 nosotros intentamos con la
posibilidad, pero no la tuvimos, porque no hubo ningún delegado
trabajador que quisiera acompañarnos en esta cruzada.
En 2016, con mucha más experiencia e información, logramos encontrar
que la FSM nos patrocinara la reclamación y los compañeros del Perú, en
nombre de los trabajadores del mundo, aceptaron solicitar la
presentación de una Comisión de Encuesta para Chile, para que se
trataran los incumplimientos que el país viene produciendo hace muchos
años.
¿Por qué decidieron seguir esta acción ante la OIT?
Chile ratificó los convenios el año 1999. Entendemos que el
Parlamento dio su aprobación, por lo tanto, los convirtió en ley de la
República, pero solo con el objeto de aparentar ante el mundo que ellos
eran respetuosos de las normas y poder ser aceptados en la OCDE. Al
final, fuimos la moneda de cambio para que la OCDE autorizara la entrada
de Chile para exportar sin ningún tipo de dificultades al resto del
mundo.
El gobierno chileno debe cumplir, de una vez por todas, con tres
elementos básicos de la libertad sindical. El primero es el derecho que
tienen los trabajadores a organizarse en sindicatos, toda vez que en
Chile cuesta mucho. Seguimos actuando como si estuviéramos en plena
dictadura, porque somos perseguidos.
El segundo es el derecho de los sindicatos a negociar colectivamente.
Lo que hay en Chile es simplemente un remedo de negociación colectiva,
porque uno presenta el pliego y el patrón hace como que responde, pero
uno no tiene herramienta para presionar. Porque el tercer elemento, que
es el derecho a huelga, no lo tenemos en Chile. El empresario puede
reemplazar a todos los trabajadores si paga 4 UF.
¿Qué busca la FSM a través de la presentación de la queja?
Que la legislación chilena se ponga en armonía con los convenios
internacionales y que se repare el daño causado a los sindicatos ramales
(interempresa) y a miles de trabajadores que están siendo golpeados.
¿Tuvieron acercamientos con representantes del gobierno antes de emprender esta acción ante la OIT?
Les pedimos varias veces entrevista a las ministras del Trabajo. A
Evelyn Matthei, a la señora Blanco y a la señora Rincón. No es que
nosotros hayamos hecho esto porque nos dio la gana, pero no nos
pescaron. Entonces, cuando uno no es escuchado, tiene el legítimo
derecho de usar sus herramientas de hecho y derecho.
Hasta ahora no hemos recibido ninguna convocatoria de parte de la
autoridad para conversar. Entonces, nosotros entendemos que ellos creen
que lo están haciendo súper bien.
¿En qué estado se encuentra la queja? ¿Cuándo habrán novedades?
La conferencia tomó conocimiento y se traspasaron todos los
documentos al Consejo de Administración de la OIT, donde están los
gobiernos, empresarios y trabajadores. En este momento, están en el
proceso de comunicarle a Chile la presentación de la queja formalmente y
a fines de octubre, se reúne el Consejo, que debería designar a tres
personas para tratar el tema en concreto y venir al país.
¿Han tenido problemas por hacer esta reclamación?
Otra organización internacional, la Confederación Sindical
Internacional (CSI), a la cual está afiliada la mayoría del movimiento
sindical chileno, intentó por varias vías bajar la reclamación. De
hecho, presionaron al compañero de la CGTP del Perú (que presentó la
queja ante la OIT) y a algunos de nuestros compañeros en Ginebra. El
propio canciller del Perú presionó a la embajadora de Perú en Ginebra
para que bajaran la queja.
¿Por qué?
Porque a veces así funcionan las cosas. Los derechos de los
trabajadores no siempre están en el centro, sino que hay otros
intereses. Además, porque el gobierno chileno se dirigió a reclamarle al
gobierno de Perú.
¿Qué capacidad tiene la OIT para generar cambios en la situación de los trabajadores del país?
Lo que pasa es que aquí estamos ante el incumplimiento de cuatro
tratados internacionales. Personalmente, considero que si el gobierno
chileno no se allana a resolver este problema, la OIT tiene que llevar
el caso a la Corte Internacional de la Haya.
Además, Chile va a caer en violación de los convenios internacionales
y, por lo tanto, los tratados con EEUU, Canadá y la Unión Europea
entran en contradicción, porque Chile pasa a tener un comercio con
dumping social, lo cual está cuestionado en las normas internacionales sobre comercio.
¿Cuáles son sus expectativas respecto de la resolución de la OIT?
A la OIT no le queda nada más que acoger la reclamación. Igual pueden
buscar una solución intermedia, pero nuestra salida va por el hecho de
que se cumplan los convenios. Ya está claro que ni el gobierno de turno
ni el Parlamento tienen mucho interés en hacer cumplir los tratados.
“El movimiento sindical erró la táctica para este período”
Parte
de la conversación giró en torno al momento de actual de los
trabajadores en el país. En este sentido, Ortiz realizó una evaluación
sobre la conducción de la CUT durante el último gobierno, además de
dirigir sus críticas hacia la Reforma Laboral y la actuación de los
tribunales en casos de vulneración de derechos laborales.
¿Qué opinión tiene sobre la relación de la CUT con el actual gobierno de Bachelet?
Yo creo que el movimiento sindical erró la táctica para este período.
Se volvió tropezar con la misma piedra de 1990, cuida el gobierno y no a
los trabajadores. Es un error político de proporciones y que al
movimiento sindical le está costando muy caro.
¿Cómo ve las elecciones de la CUT?
No quiero opinar sobre eso, porque opté por no involucrarme en un
proceso en el que no creo. Yo pienso que un trabajador un voto es la
única forma que da garantía a los trabajadores de que no haya ningún
tipo de malas prácticas.
Yo no creo en sindicatos de bolsillo, creo en sindicatos de masa,
porque son los únicos, como quedó demostrado el domingo (se refiere a la
marcha No+AFP del 21 de agosto), que pueden hacer que las cosas
cambien. Los trabajadores nos damos cuenta muy luego cuando quienes
están al frente están por luchar o simplemente están haciendo una
cachaña.
¿Cómo evalúa el desempeño de las instituciones nacionales
(Dirección del Trabajo, tribunales de justicia) en relación a la
protección y defensa de los derechos de los y las trabajadores/as?
Son un asco. Voy a poner un caso, no voy a dar el nombre de la
empresa, pero estábamos negociando colectivamente y la Inspección del
Trabajo ayudó a la empresa a crear un sindicato patronal, llevando a la
gente a votar a la fuerza.
Hay otro caso, que no está puesto en la queja, pero que refleja la
magnitud del descuadre, donde hay un juez que señala que el hecho de que
el patrón se inmiscuya en las actividades sindicales es algo positivo,
que él tiene derecho a llevar a sus trabajadores a formar un grupo
negociador. Incluso, la Corte de Apelaciones legitimó ese fallo. Si el
patrón puede inmiscuirse en la vida del sindicato, ¿dónde queda la
libertad sindical?
Ahora, nosotros entendemos que los jueces dependen del poder
Ejecutivo y sabemos de la presión que ejercen los empresarios y el
Estado. Pero si no tenemos una justicia independiente, no tenemos Estado
de Derecho ni democracia. Yo siento que en Chile tenemos una dictadura,
porque no existen instituciones autónomas.
¿Cambia la situación con la Reforma Laboral?
La Reforma Laboral es un fiasco. Yo hice el esfuerzo y participé en
el debate sobre el programa de gobierno de la Presidenta Bachelet, que
decía que se iba a poner en armonía la legislación chilena con el
convenio 87 de la OIT. Ahora, los que escribieron eso no entienden nada
del convenio 87 o intentaron engañarnos y después no sabían cómo salir.
Entonces, la reforma que salió no tiene nada que ver, y todo lo que fue
aprobado está en contradicción con el convenio 87.
¿Cuál es su mirada en relación al debate sobre el sistema previsional, que actualmente ocupa la agenda?
Para dar un solo dato: yo sigo imponiendo en el antiguo sistema de
previsión. En 1981, cuando iniciamos la lucha contra las AFP, la
administradora Summa y la caja de compensación Los Héroes estuvieron a
un paso de destruir nuestra confederación. Porque nosotros decíamos en
ese momento que si diez trabajadores no eran capaces de financiar la
pensión de un trabajador, ¿cómo un trabajador podría financiar su
pensión por sí solo?
Nosotros creemos en un sistema tripartito mejorado, con fondos de
reserva para inversión, pero creemos que la Presidenta ha elegido un
camino equivocado. Aquí no es un problema del pilar solidario, sino que
las pensiones son muy bajas y un trabajador no puede financiar su propia
pensión, porque al final el Estado va a terminar pagando todas las
pensiones.