La Federación Sindical de Clase, FSC, se hace eco y llama a la participación de la clase obrera y los sectores populares en la jornada de acción de la Federación Sindical Mundial, FSM,
el día 4 de Abril, Día Internacional Contra las Privatizaciones, cuya
convocatoria podeis ver en la web de la FSM;
http://www.wftucentral.org/tui-psa-4th-of-april-2016-international-action-day-against-privatizations/
Para la FSC, Privatizar es robar.
Los medios de producción son de carácter social y no pueden pertenecer a nadie privadamente. Las privatizaciones ponen de manifiesto un claro enfoque ideológico que sustenta una economía neoliberal que beneficia solamente a un puñado de corporaciones transnacionales.
Estamos padeciendo un terrible cáncer: inexorablemente, poco a poco,
los servicios esenciales para la comunidad están siendo enajenados, una manifestación más de lo que ocurre a escala internacional. La
sanidad, la educación, la gestión del empleo, el control de los
gobiernos municipales están siendo transferidos a manos privadas. Es
decir, a una parte significativa de todos nosotros se le está poniendo
precio y, por tanto, con ello, se nos veda el libre acceso al bienestar y
al desarrollo. Karl Marx describió muy bien esta situación: “(...)
el hombre que no posea otra propiedad que su propia fuerza de trabajo,
en cualesquiera situaciones sociales y culturales, tiene que ser el
esclavo de los otros hombres, de los que se han hecho con la propiedad
de las condiciones objetivas del trabajo. Sólo puede trabajar con el
permiso de éstos, es decir: sólo puede vivir con su permiso”.
Basta analizar el progresivo deterioro de los servicios públicos para
ratificar lo dicho. Es una realidad el incremento imparable de la
subcontratación de servicios y la transformación constante de organismos
públicos en entidades privadas. Es una realidad, como consecuencia de
lo anterior, el intolerable modelo de relaciones laborales que se está
fomentando; son criminales la precariedad y la temporalidad en la
contratación. Y las administraciones son culpables de los accidentes que
aquéllas generan y culpables de jugar con las vidas y la dignidad de
los trabajadores. No se puede desarrollar una vida humana en
situaciones de pseudo-esclavitud laboral. Todo ello, además, se agudiza
si consideramos la importante pérdida de poder adquisitivo, originada
por la vergonzosa política de moderación salarial, y la destrucción
progresiva de los derechos laborales. Hay que sumar, también, la
repugnante proliferación de las ETT, de las fundaciones, de ONG y de
contratas de servicios. Todo ello para enriquecerse con el trabajo
ajeno. A costa del trabajo, de la contribución, de la salud y del
esfuerzo de todos se está enriqueciendo a una minoría. Es sumamente
doloroso, además, que todo lo dicho se realice con la connivencia y la
bendición de los dirigentes de los principales sindicatos, auténticos
traidores a la clase obrera.
Los servicios públicos son indispensables para una vida digna de la clase obrera y los sectores populares de la sociedad. El acceso a ellos es un derecho humano universal e inalienable. La
privatización supone un empeoramiento en el nivel y calidad del empleo,
de las condiciones laborales, transformando puestos fijos en
temporales, una utilización masiva de la subcontratación y pérdidas de
puestos de trabajo. Se reduce el poder de negociación de los
sindicatos, que contribuye, aún más, al deterioro de las condiciones
laborales. No se garantiza el acceso universal, ya que aumentan el
precio de los servicios. El Estado no ahorra costes, ya que tiene que
hacer frente a los costes del desempleo de los despidos. Crece la
influencia del sector privado sobre las administraciones locales.
Disminuye el nivel de productividad y de I+D después de la
privatización. Los usuarios no están satisfechos y exigen una mayor
participación estatal. Los servicios gestionados por las
administraciones locales pasan a ser controlados por empresas
transnacionales, que desconocen las necesidades de las comunidades
locales. El empresario privado y el político corrupto son los únicos que salen beneficiados.
Todo ese latrocinio del trabajo ajeno se desarrolla bajo el amparo
del paraguas democrático; de esta forma, el concepto de democracia viene
a convertirse en “retórica capitalista” que, como tal, está destinada a
persuadir y a legitimar el enriquecimiento de una minoría mediante el
robo descarado y la explotación del trabajo y de las necesidades de la
clase obrera y los sectores populares de la sociedad; la democracia
se constituye así en el equivalente superestructural que se repite a lo
largo de la historia, para justificar la alienación del hombre por el
hombre. Pero la clase trabajadora está obligada a tomar en sus manos
esas riquezas y fuerzas productivas, para conseguir que sean
aprovechadas en beneficio de toda la sociedad y no, como hoy, en el de
una clase monopolista.
Los sindicalistas inmersos e integrados en las masas trabajadoras
tenemos mucho que decir ante las agresiones capitalistas; porque creemos
y luchamos por la prosperidad de todos, buscando el bienestar social
muy por encima del privado, porque luchamos contra el oportunismo y los
ladrones capitalistas y defendemos lo público hasta el fin. El
sindicalismo de clase es sinónimo de ética de la resistencia y de la
lucha y, como tal, se niega con todas las fuerzas a equiparar al ser
humano con una mercancía.
Por tanto, ante el capitalismo y sus zarpazos, en el mundo aún hay alternativa, aún queda la esperanza.
Las organizaciones integrantes de la FSC promoveran la difusión
de esta jornada de acción, sus razones y objetivos, por todos los medios
a su alcance. Repartos de octavillas, concentraciones, manifestación o
actos públicos serán promovidos, en función de las capacidades, para
difundir, extender y reivindicar la necesidad de unos servicios públicos
al servicio de la mayoría obrera y popular, alejados de fines
económicos y clientelistas.
¡Trabajador, trabajadora!, te llamamos a posicionarte en contra de estas prácticas.
A 7 de Marzo de 2016
El Comité Federal de la FSC.
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