En
la mañana del sábado 2 de abril se desarrolló en la localidad de
Jerez de la Frontera el acto que la CTA Cádiz había promovido para
informar sobre las razones de la FSM para convocar este Día
Internacional de Acción Contra las Privatizaciones en la sede de la
Asociación de Vecinos del Pago de San José, a los que les
agradecemos la posibilidad de contar con su sede, para también poner
en común las consecuencias negativas de las privatizaciones, y
conocer las experiencias de lucha contra las mismas en nuestra
provincia.
La
jornada comenzó con la presentación, a cargo de nuesto delegado
sindical en el Hospital de Jerez, con el siguiente contenido:
¿Qué
es la Federación Sindical Mundial?
*
La Federación Sindical Mundial (FSM) es una federación
internacional de sindicatos fundada el 3 de octubre de 1945 en París.
*
Es la segunda organización sindical internacional más antigua y fue
fundadora de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En la
actualidad cuenta con 92 millones de miembros en 126 países.
*
Se caracteriza por su fidelidad al movimiento sindical clasista y por
su lucha contra el capitalismo y el imperialismo y por combatir
internacionalmente toda forma de dominación, servilismo, explotación
y opresión, al mismo tiempo que fomenta el desarrollo socioeconómico
y la solidaridad entre todos los trabajadores y trabajadoras. Su
vocación última es conseguir una sociedad sin explotación del ser
humano por el ser humano.
*
A lo largo de su historia ha sido protagonista en las luchas contra
el apartheid, contra el racismo, la lucha contra el colonialismo,
contra la política de los gobiernos de EE.UU., la OTAN, Israel y sus
aliados y contra la barbarie capitalista en todos los rincones del
mundo.
*
La FSM siempre se ha mantenido a la vanguardia en la conquista de
todos los derechos laborales y sindicales.
*
La FSM representa al verdadero sindicalismo de clase, el único que
se enfrenta al capitalismo, ya que cumple con las siguientes
características: es de clase, independiente, democrático,
representativo, asambleario, participativo, unitario, de lucha,
sociopolítico e internacionalista. Con todo esto y con la
coordinación de la lucha de clases con dimensión nacional, estatal
e internacional, se crean las posibilidades de que el sindicalismo
ayude a acabar con la lacra del capitalismo.
*
Y es que para el sindicalismo de clase destruir el capitalismo es el
principal objetivo.
¿Qué
es la Federación Sindical de Clase?
En
primer lugar, hay algo esencial, y es que hay que desenmascarar a los
traidores de la clase trabajadora, a los que han convertido al
sindicalismo en una mafia. A los que responden a los intereses de los
dueños de los medios de producción antes que a la clase
trabajadora. A los sindicatos reformistas que rechazan las acciones
coactivas y simpatizan o empatizan con el sistema político-económico
en lugar de tener una actitud combativa frente al mismo.
Pero,
siempre, en la base sindical hay luchadores y luchadoras
sindicalistas de clase que no se dejan corromper ni comprar ni
domesticar por el capitalismo. Gracias a ello sigue viva la lucha.
Con
esos antecedentes y con el objetivo de avanzar en el proceso de
recuperación del sindicalismo de clase, de coordinar luchas e
intercambiar experiencias, de sumar, en fin, capacidades y
conocimientos la Coordinadora de Trabajadores de Andalucía (CTA) y
la Central Sindical Unitaria de Extremadura (CSU-Extremadura) deciden
crear la Federación Sindical de Clase (FSC), que a su vez es miembro
de la FSM. Surge ante la idea de que para regenerar el sindicalismo
hace falta tener una visión que vaya más allá de la propia empresa
en la que el sindicalista está trabajando y más allá de las luchas
concretas. Es necesario tener clara la realidad en su conjunto, tener
clara la existencia de la lucha de clases en toda su dimensión.
Surge, por tanto, para recuperar el sindicalismo de clase, combativo,
honesto, solidario y democrático. Un sindicalismo a la ofensiva. Un
sindicalismo sin anclajes en el poder. Un sindicalismo independiente
del Estado y del poder empresarial. Un sindicalismo más militante,
más internacionalista, más eficiente, y consciente de que las
conquistas solamente se logran con la lucha organizada. La FSC es,
por tanto, una organización social puesta al servicio de la clase
trabajadora, para que ésta no sea pisoteada.
¿Por
qué se organiza esta jornada de lucha contra las privatizaciones?
La
situación de la clase trabajadores en todos los continentes va
empeorando hasta límites dramáticos.
El
derecho de las ocho horas de trabajo estable y seguro, el derecho de
la negociación colectiva sectorial y nacional, el derecho de huelga,
el derecho a la seguridad social y de pensiones, el derecho a la
educación pública y la salud se encuentran en el epicentro del
ataque lanzado por el FMI, el Banco Mundial, la Unión Europea y los
gobiernos que los apoyan. Además, los sindicalistas y la clase
trabajadora sufren cada día más la represión y las agresiones del
capitalismo y de sus lacayos.
Inicialmente,
el ataque privatizador se desencadenó en los sectores estratégicos
de la economía y el desarrollo, tales como la energía y las
comunicaciones, donde la privatización representó la transferencia
de monopolios estatales a grandes monopolios empresariales, con la
acumulación de colosales ganancias para sus accionistas, en su
mayoría extranjeros. Además, ello supuso, al mismo tiempo, que las
poblaciones sufrieran un aumento de las tasas de los servicios, la
reducción de la cobertura de los mismos y el deterioro de su
calidad.
Y
ahora vienen a usurpar las funciones sociales del Estado, a robarnos
lo que más necesitamos. Gracias a que tienen a los gobiernos a su
servicio, el capitalismo está consiguiendo la privatización de la
salud, la educación y la Seguridad Social; con la citada complicidad
de los gobiernos, están provocando una degradación deliberada de
estos servicios esenciales, a través de: cortes progresivos
sustanciales en sus presupuestos; el cierre
de
escuelas, hospitales, centros de salud y otros servicios basados en
la comunidad; de la proliferación de los llamados centros de
educación concertados sostenidos con fondos públicos, con la
desatención de una forma descarada a la escuela pública (pésimas
infraestructuras y escasez de dotación económica y de medios); los
drásticos recortes en beneficios sociales proporcionados a la clase
trabajadora y a los sectores más débiles y vulnerables de la
sociedad: pensionistas, infancia, jóvenes, personas dependientes y
ancianos, etc.
El
deterioro de las funciones sociales del Estado tiene el único
propósito de la privatización. Los gobiernos que aprietan, que
recortan los recursos humanos y materiales financieros en la salud y
en la educación, que comprimen beneficios, son los mismos que dicen
que los servicios públicos no son sostenibles e incapaces de
responder a las necesidades de las personas. A continuación, los
entregan al capital privado. El Estado queda reducido a lo mínimo: a
la caridad y a la ayuda, es decir, a aquello que no es rentable para
el capital.
Con
solo imaginar que las dos terceras partes de la población mundial
apenas si sobrevive con sus pequeños ingresos económicos, que
apenas tienen para alimentarse, que las grandes mayorías carecen de
los servicios básicos fundamentales para una vida digna, y pensar
que muy pronto el agua, por ejemplo, podrá llegar a comercializarse
como si se tratara de un producto suntuario al que solo pueden
acceder los ricos. O imaginar, por ejemplo, lo que conducirá el que
se impida a gran parte de la población el acceso a la asistencia
sanitaria, ya que se le está poniendo precio a nuestra salud, porque
los servicios privatizados son más costosos y menos accesibles para
la gente. Con solo imaginar todo esto ya es más que suficiente para
levantarse y decir ¡basta! El cáncer neoliberal corroe
implacablemente las entrañas de nuestra sociedad, y el único
tratamiento está en manos de la clase trabajadora. Si al cáncer hay
que plantarle cara y nunca ignorarlo, ante la barbarie capitalista
hay que actuar de la misma forma.
El
movimiento sindical de orientación de clase, profundamente
comprometido con la lucha de los trabajadores para defender sus
derechos y los servicios públicos, juega un papel vital contra el
avance del capital en general, y contra las privatizaciones en
particular. Los propietarios de los medios de producción, utilizando
todos los instrumentos a su disposición, harán todo lo posible para
profundizar en la explotación de la clase trabajadora, pisoteando
los logros y las libertades de las personas, para seguir dominando y
lucrándose gracias al trabajo ajeno.
Le
siguió la Coodinadora del Agua de Jerez que expuso las razones por
las que está luchando, e informó tanto del trabajo realizado
recientemente como de los planes más inmediatos, como el que una
Comisión Especial de esa coordinadora está estudiando y elaborando
un proyecto de difusión y preparación de formadores del agua urbana
para activar una potente campaña, que contrarreste el silencio y la
negación a lo que está sometida, “tenemos que articular una
campaña, de forma que lleguemos a todos los rincones de la ciudad,
para que Jerez se entere de la verdadera realidad que supone que un
recurso, un derecho reconocido por la ONU, esté en manos de los
mercados.
Durante
su intervención se proyectaron algunos videos que podeis encontrar
en los siguientes enlaces:
https://www.youtube.com/watch?v=gIE0ijMQIe0
, Un
mundo sin AGUA
https://www.youtube.com/watch?v=gDwLgJ1NIeI
, El
Agua, Fuente de Vida
Y
también una presentación de Power Point,
https://drive.google.com/file/d/0B62uEVrF44vTYThMVWVDS1B1OEU/view?usp=drive_web
Tras
esta el desarrollo de lo expuesto por la Coordinadora del Agua de
Jerez se abrió un nutrido turno de plabaras en el que se abordaron
diferentes problemáticas relativas a las privatizaciones de los
servicios públicos, centradas principlamente en la cuestión de las
aguas municipales, con ejemplos de Jerez, Sanlucar de Barrameda, San
Fernando, Medina Sidonia, Benalup-Casas Viejas, Barbate o el Puerto
de Santa María.
Un
enriquecedor debate que propicio que afloraran también cuestiones a
la gestión del “agua en alta”, en la que los compañeros de la
Sección Sindical de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación
del Territorio en Cádiz pudieron aportar informaciones sobre la
problemática que tienen, muy variada, y que no rerpoduciremos aquí,
aunque si dejamos un enlace a un documento que se entregó en
Septiembre del pasado año a la portavoz de Medio Ambiente del
Partido Popular tras unas declaraciones sobre el PLAN INFOCA que
aparecieron en prensa:
Aunque
no existió tiempo material para abordar las cuestiones relativas a
los efectos de las privatizaciones en el ámbito de la Sanidad,
reproducimos integramente el documento elaborado por nuestros
compañeros del SAS, para esta ocasión:
Kant
escribió: “La humanidad misma es una dignidad, porque el ser
humano no puede ser tratado como un simple medio, sino siempre, a
la vez, como un fin; y en ello, precisamente, estriba su dignidad”.
El capitalismo, haciendo gala de su ausencia total de valores
éticos, trata al ser humano como un medio para obtener beneficios.
La
salud no tiene precio, pero el capitalismo se lo ha puesto. Basta
con analizar, vivir o padecer lo que los servicios sanitarios ofrecen
para percibir la falta de equidad y de justicia imperantes.
La
atención sanitaria surgió como un derecho en la mayoría de los
países europeos, tras la II Guerra Mundial, respondiendo a varias
razones: la necesidad de mantener sanos a los sectores obreros para
garantizar la producción; la existencia de un amplio movimiento
obrero organizado que presionaba para conseguir mejoras; la enorme
influencia de la URSS, sin la cual los derechos económicos y
sociales no estarían incluidos en la Declaración Universal.
El
llamado “estado del bienestar” está siendo liquidado y todo
apunta a una profundización de la crisis y al incremento de las
desigualdades (la riqueza cada vez se concentra en menos manos y
aumentan la pobreza y la exclusión); a la destrucción de empresas
con un incremento incesante de los parados.
Les
resulta más barato producir en otros países donde están aplicando
condiciones de semiesclavitud del siglo XIX en pleno siglo XXI.
En
toda Europa, gobiernos de diferente color están aplicando las mismas
políticas: desmantelamiento de los sistemas sanitarios y
privatización de sus partes rentables, medidas que traen consigo un
exterminio silencioso de trabajadores y trabajadoras, así como de
las capas populares.
La
política sanitaria neoliberal ha transformado la salud de la gente
en una mercancía de la que obtener beneficios. El ataque a los
sistemas sanitarios públicos en toda Europa y la política de
privatizaciones de los servicios está de hecho impidiendo a
muchas personas el acceso a la asistencia sanitaria.
La
salud es una necesidad básica y un derecho de todo ser humano. El no
poder acceder a los servicios sanitarios de forma óptima y
equitativa puede determinar, incluso, la diferencia entre la vida y
la muerte. De ello se deriva que la mercantilización de la salud es
un acto criminal e inmoral. El capitalismo, en su búsqueda
insaciable del beneficio económico, no duda en limitar el acceso a
los recursos sanitarios. El capitalismo considera que la sanidad
pública es una rémora para la economía, que influye en la crisis
del sistema y, por ello, ordena recortar presupuestos y privatizar
servicios. Para el capitalismo la ética de la equidad no existe,
todo es mercancía.
A
muchas personas, cada vez más, no les queda otra medicina que la
esperanza, salvo que tengan medios económicos suficientes para
costearse una asistencia privada.
Por
ejemplo: los más débiles como los ancianos y enfermos crónicos, no
les queda otro remedio que esperar dentro de una lista interminable
(muchos mueren esperando).
En
los esquemas ideológicos de la sociedad neoliberal no hay sitio para
los ancianos, los enfermos crónicos o los terminales, pues han
dejado de ser individuos productivos a nivel laboral. Para el
capitalismo la muerte social precede a la física, y ocurre cuando el
ser humano se ha vuelto inútil como productor y como consumidor.
Cuando una persona ha dejado de ser “útil” para los intereses
del Sistema, se la excluye y se la olvida. El aislamiento y el
abandono son los premios por toda una vida de trabajo o de
contribución a la sociedad.
Nuestro
país obedece sumisamente las directrices que emanan de las agencias
financieras supranacionales. En nuestra sanidad se están
introduciendo continuamente reformas parciales con la excusa de
mejorar el rendimiento; pero cuyo objetivo es mercantilizar los
servicios sanitarios. El deterioro del sistema público es cada vez
más visible, ya que se están primando las razones gerenciales y la
rentabilidad económica sobre la rentabilidad social, humana y
asistencial.
La
asistencia es cada vez más deficiente en los servicios más
básicos, lo cual conduce a unidades de urgencias y hospitales
masificados o a enfermos terminales obligados a sufrir y morir
inmersos en la fría estructura de un hospital, pudiendo pasar sus
últimos días en su domicilio si la asistencia en el mismo fuera la
adecuada, la cual también es escasa o nula para muchos seres
humanos con enfermedades degenerativas y crónicas que son cuidados
en sus domicilios por algún familiar que soporta el importante
gasto económico y humano que supone atender a personas
incapacitadas…
En
la sanidad, la privatización avanza de forma implacable y, a
menudo, encubierta; nuestra salud, hipotecada y puesta al
servicio del enriquecimiento de empresarios y gestores sin
escrúpulos. Ejemplos de la vocación privatizadora de la
sanidad pública son: los intentos de privatizar aquellos
sectores sanitarios que más rentabilidad producen al capital;
los, cada vez más frecuentes, centros sanitarios con la
denominación de empresas públicas con una gestión privada, pero
mantenidas con capital público, o la generalización de las llamadas
Unidades de Gestión Clínica, que esclavizan al personal que en
ellas trabajan y, también, los múltiples conciertos con
hospitales ajenos a la red pública, los cuales, mediante la
explotación laboral y la reducción cruel de gastos (cuidados
mínimos), tienen el claro objetivo de enriquecer a sus propietarios.
Igualmente, en el mismo sentido, hay que soportar las continuas
amenazas de la necesidad de la financiación de la atención
sanitaria por los mismos usuarios, con lo cual se pretende priorizar
a las personas por recursos económicos. También, al fomentar la
autonomía hospitalaria se tiende a priorizar la reducción del
gasto sobre la mejora de la salud. Otros hechos importantes son la
privatización de servicios no sanitarios en los hospitales
públicos (vigilancia, hostelería, mantenimiento…) y la
deriva de pacientes a clínicas privadas, auténticos parásitos del
sector público, para pruebas diagnósticas y tratamientos, todo
financiado con fondos públicos. Por último hay que reseñar que
esta lógica privatizadora impide una investigación
independiente, dado que está sujeta a los intereses de las
multinacionales, es evidente la falta garantía que ello genera.
Ante esta realidad, da la impresión de que hablar de sanidad
pública sea cada vez más, en cierta forma, pura retórica, ya que
quien más recursos económicos tenga, mejor asistencia va a tener.
Cada vez se hace más evidente que hay una medicina privada para
las clases pudientes y un sistema público masificado para las clases
populares.
Andalucía
es un ejemplo palpable de esa obediencia ciega a los dictados del
capital. Andalucía lidera los recortes en la sanidad y es la
comunidad autónoma que menos dinero destina a sanidad por habitante.
El brutal descenso en los presupuestos sanitarios de la Junta está
provocando la disminución de las camas hospitalarias, el aumento de
las listas de espera, urgencias saturadas, cierres de plantas y de
quirófanos, reducción de horarios en las consultas, la disminución
de las infraestructuras sanitarias, la bajada de más del 43% en
seis años en las prestaciones complementarias y farmacéuticas, la
pérdida de miles de puestos de trabajo en el Servicio Andaluz de
Salud (SAS), la suspensión de derechos adquiridos y la bajada de la
calidad en el empleo en la sanidad pública (el 32% de la
plantilla tiene contratos temporales). La precariedad, la
temporalidad y la escasez de personal, que obliga a trabajar en
jornadas laborales prolongadas (con los perjuicios que ello supone
para la salud laboral y la calidad de los cuidados). Además, el
gasto privado en sanidad de los hogares ha subido un 15% (copagos y
seguros privados). Andalucía, además, es pionera en la
privatización de la sanidad en España. Andalucía es la
comunidad autónoma con menos camas en hospitales públicos
por cada mil habitantes. La Consejería de Salud de la Junta de
Andalucía mantiene conciertos con 17 centros hospitalarios
privados de toda la comunidad. Otros catorce hospitales son
gestionados por empresas públicas, un modelo de gestión directa por
el que se crean entidades sujetas al derecho privado; se trata de un
modelo que, aunque distinto a la privatización, se acerca a la
gestión empresarial privada. La asistencia en tales centros
sostenidos con dinero público es derivada a los centros públicos
genuinos en cuanto puede reportar un gasto extra y mermar sus
beneficios. Andalucía privatiza la sanidad a través de
conciertos, externalización de servicios y la venta de acciones.
Las prestaciones y labores en los hospitales de la Junta de Andalucía
se privatizan a diario. Las subcontratas de las contratas con
empresas privadas están a la orden del día. Hay una tendencia
acelerada a la privatización de la cartera de servicios de los
hospitales públicos (limpieza, cocina, seguridad, mantenimiento,
pruebas de diagnóstico por imagen, laboratorio y análisis clínicos,
terapias respiratorias, hemodiálisis, tratamientos, terapias e
intervenciones quirúrgicas). Los gerentes perciben cifras de
productividad astronómicas por su eficiente gestión, que favorece
el negocio de las privatizaciones. Mientras, las personas mueren en
las salas de espera de las Urgencias o en los pasillos de los
hospitales sin intimidad, sin dignidad, sin libertad y con la
voluntad secuestrada. Cada vez que se concierta se privatiza una
parte de la sanidad andaluza y, también, ello supone una desviación
de los fondos públicos necesarios para crear o terminar
equipamientos sanitarios públicos o para mejorar la calidad y la
eficiencia. La sanidad andaluza camina, pues, hacia un modelo con
menos profesionales, menores recursos, pésima atención, peor
calidad asistencial y peor funcionamiento.
Las
privatizaciones no se frenan votando, sino luchando. En las luchas no
es posible delegar en nadie. La salud es un derecho, no un negocio.
Solo nosotros mismos podemos defendernos y devolver al pueblo lo que
es del pueblo. Cada lucha que emprende la clase trabajadora recuerda
a los capitalistas que no son ellos los verdaderos amos.
Queremos
agradecer a todos los asistentes su participación, que esperamos les
haya sido tan de provecho como a nosotros, y les emplazamos a seguir
informandose y luchar por sus intereses como trabajadores y
trabajadoras.
¡POR
UNOS SERVICIOS PUBLICOS DE CALIDAD Y EXENTOS DE CLIENTELISMOS
POLÍTICOS!
¡UNIDOS
SOMOS FUERTES, ORGANIZADOS INVENCIBLES!
No hay comentarios:
Publicar un comentario