lunes, 20 de enero de 2020

Honramos la memoria de Patrice Lumumba, símbolo de los pueblos por el progreso y la justicia social


Un día como hoy, el 17 de enero de 1961, fue asesinado tras torturas brutales, el militante congolés Patrice Lumumba.
Cuando en 1960 el Congo conquistó su independencia, el movimiento de liberación nacional liderado por P. Lumumba ganó las primeras elecciones y formó un gobierno. No obstante, las posiciones pro-soviéticas del nuevo gobierno preocuparon a los imperialistas, los cuales apoyaron al golpista Mobutu y derrocaron al gobierno democráticamente electo; una dictadura fue impuesta en el país.
Su accionar político se inicia como sindicalista, cuando en 1955 fue elegido presidente del departamento local de un sindicato de funcionarios; en 1958 fue uno de los co-fundadores y pronto se convertiría en el líder del Movimiento Nacional Congolés (Mouvement National Congolaise en francés), el primer partido del país basado en la representación única de todos los tribus del Congo, buscando la independencia y afirmando que hay que utilizar los recursos minerales del país a favor del pueblo congolés, dado que esos recursos estaban explotados por transnacionales belgas, europeas y estadounidenses.
El 23 de junio 1960, tomó posición de su cargo como primer ministro, con la presencia del rey belga Balduino. La ceremonia destacó por la crítica que Lumumba hizo en su discurso contra el rey belga, describiendo las torturas inhumanas que sufrió su pueblo, como “un destino peor que la muerte”.
Durante su discurso en la ceremonia de independencia del Congo, el 30 de junio 1960, en su calidad de ministro, Lumumba recalcó: “Aunque esta independencia del Congo está siendo proclamada hoy en acuerdo con Bélgica, un país amistoso, con el que estamos en igualdad de términos, ningún congolés olvidará que la independencia se ganó en lucha, una lucha perseverante e inspirada que ocurrió en el día a día, una lucha, en la qué no nos intimidamos por la privación o el sufrimiento y no escatimamos fuerza o sangre. Estuvo llena de lágrimas, fuego y sangre. Estamos profundamente orgullosos de nuestra lucha, porque era justa y noble e indispensable para poner fin a la humillante esclavitud que nos fue impuesta…”
Desde el primer momento de su gobierno, se formó contra ello una alianza que incluía claramente o a escondidas al gobierno belga y sus aliados occidentales -sobre todo los EEUU- , a los intereses empresariales que explotaban los recursos naturales del Congo, así como a los oponentes políticos de Lubumba internos.
La Unión Soviética apoyó al gobierno de Lumumba pero las protestas soviéticas ante la ONU y los debates vehementes en el Consejo de Seguridad no dieron resultados. La ONU desacreditada y su secretario sueco, Dag Hammarskjöld apoyaban los planes del imperialismo y no protegieron al gobierno democráticamente electo de Lumumba. Como demuestran documentos oficiales desclasificados, los estadounidenses contribuyeron con informaciones y presiones en la ONU para que ella quedaría (como siempre) sin hacer nada y que las reacciones soviéticas cayeran en un vacío.
En septiembre de 1960, Lumumba fue derrocado de manera antidemócratica y el comandante en jefe del ejército, Mobutu, impuso un régimen dictatorial con el apoyo de la CIA. Al mismo tiempo, Mobutu desató una cacería por la detención de Lumumba, que resultó a su captura el 1 de diciembre 1960. El líder congolés fue preso y entregado al régimen secesionista de Katanga, con la connivencia de las fuerzas de paz internacional.
Lumumba, junto con sus colaboradores Maurice Mpolo e Joseph Okito sufrieron por semanas abusos en las prisiones del campo Hardy; luego se transfirieron a Katanga, donde sufrieron palizas por oficiales belgas y locales. En la noche del 17 de enero 1961, se llevaron en un lugar aislado en que fueron ejecutados. Sus verdugos, queriendo hacer desaparecer los cuerpos, los enterraron, los desmembraron y los disolvieron en ácido sulfúrico. La noticia de su muerte fue anunciada tres semanas más tarde por la radio local, bajo la afirmación falsa de que hubiera sufrido acoso por parte de campesinos mientras huía.
La opinión pública internacional reaccionó con indignación tras el anuncio del asesinato del líder africano y estallaron importantes manifestaciones en varias grandes ciudades del orbe. Dentro del Congo, unos compañeros de Lumumba, encabezados por el antiguo ministro de educación de Lumumba, Pierre Mulele, siguieron su lucha por un tiempo con la ayuda del Che Guevara que arribó en el país en 1965, hasta la represión de su movimiento por estadounidenses y mercenarios sudafricanos pertenecientes al régimen racista. Esta derrota definitiva condujo a la instauración de la dictadura de Mobutu, quien cambió el nombre del país por el de Zaire en 1971; un régimen profundamente represivo que duró por más de treinta años.
La FSM, desde el primer momento, dio respaldo a los esfuerzos y el accionar de Patrice Lumumba. El movimiento sindical internacional organizó decenas de manifestaciones de protesta contra el asesinato de Lumumba y sus compañeros.
La memoria de Lumumba sigue viva no solo en la memoria de los pueblos de África, sino en la de cada ciudadano progresista en cualquier lugar de la tierra, como símbolo de resistencia contra la explotación colonial. La carretera central de Kinsasa así como varias calles de decenas de países de África, Europa, Cuba e Irán llevan su nombre. En Moscú, la universidad más grande adoptó el nombre “Universidad Lumumba” para conmemorarle.

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