jueves, 30 de abril de 2020

CONFLUENCIA SINDICAL DE LA BAHÍA DE CÁDIZ ANTE EL 1º DE MAYO: POR LA MOVILIZACIÓN Y LA UNIDAD DE ACCIÓN SINDICAL EN EL NUEVO CICLO

Desde la Confluencia Sindical de la Bahía de Cádiz conmemoramos este Primero de Mayo y reivindicamos un año más los derechos de la clase trabajadora en un momento en el que es especialmente necesario: en un contexto de crisis no solo sanitaria, sino también social y política, que golpea con especial fuerza, una vez más, a las y los trabajadores. De hecho, este nuevo golpe llega cuando todavía sufrimos las consecuencias de las políticas austericidas ejecutadas con la excusa de la anterior crisis económica, y que han precarizado duramente nuestros trabajos y nuestras vidas.
Los datos que se van haciendo públicos, en efecto, son duros. Hasta el momento los ERTEs planteados en la provincia de Cádiz rondan los 15.000 y afectan a más de 66.000 trabajadoras y trabajadores sobre todo de los sectores más hiperprecarizados, sin contar los miles de despidos directos, mientras que el cierre definitivo amenaza a muchos autónomos y pequeñas empresas. Es inaceptable que, según una encuesta publicada en un conocido medio tan solo unos días después de decretarse el primer estado de alarma, el principal miedo que atenaza a la mitad de la población en medio de una pandemia sea la pérdida del empleo. Un miedo muy arraigado en la clase trabajadora, que se siente desprotegida sobre todo tras las nocivas reformas laborales de PSOE y PP, y avivado ahora por el COVID-19.
La respuesta por parte del Gobierno a esta crisis social y económica han sido medidas excepcionales parciales e insuficientes, que ponen en evidencia en muchos casos que se ha plegado a los intereses de la patronal por encima de la seguridad de la clase trabajadora. No de otra forma se entiende que se permita y justifique la asistencia a los centros de trabajo de actividades no esenciales, mientras la población en general permanece confinada en sus casas.
Pero la cuestión clave, además, es la procedencia de los recursos movilizados para las medidas excepcionales: se trata, una vez más, de dinero público. Entre esas medidas excepcionales no hay medidas fiscales para que parte de dichos recursos provengan de las rentas más altas, las grandes fortunas, la banca o las grandes empresas. Más bien al contrario: se ha liberado a las empresas de obligaciones fiscales y salariales -ahí están los ERTEs-, de modo que nos encontramos, una vez más, ante una socialización de sus pérdidas. El gobierno se ha olvidado incluso de esos más de 60 mil millones de euros de dinero público que costó el rescate bancario, que deberían haber sido reclamados en este contexto tan propicio.
Esto nos lleva a una cuestión fundamental: cuando superemos la pandemia, cuando finalice esta situación y se acaben las medidas excepcionales, con un considerable aumento de la deuda pública, ¿quiénes van a pagar la factura? ¿van a pagar más quienes más tienen, o por el contrario seremos de nuevo la clase trabajadora a costa de nuestros salarios, nuestras prestaciones y nuestros servicios públicos, como en la crisis de 2008?
Se acercan tiempos difíciles que vamos a tener afrontar con capacidad de organización y unidad de acción. Pero hay algo que esta pandemia ha dejado todavía más claro, como evidenciaron las presiones de la patronal para la vuelta al trabajo el pasado 14 de abril: el motor de la economía no es el capital ni los empresarios, sino la clase trabajadora. Si nosotras y nosotros paramos, la economía se para.
El sindicalismo alternativo tiene una tarea importante para el nuevo ciclo cuando acabe el confinamiento: toca tejer lazos y trabajar por la construcción de un bloque social y sindical para plantar cara a los recortes de derechos que se avecinan. Para ello hemos de salir de la lógica de las luchas sectoriales y dar batallas de forma conjunta, contribuyendo a superar la fragmentación de la clase trabajadora. Frente a sus viejos y nuevos “Pactos de la Moncloa”, lo que corresponde es poner sobre la mesa medidas valientes como el impago de la deuda o la nacionalización de sectores estratégicos de la economía. Hay que ir visibilizando los sutiles mecanismos de opresión de un sistema, el capitalista, que es incompatible con la dignidad humana y el medio ambiente.
Este Primero de Mayo reivindicamos, más que nunca, el lema de nuestra Confluencia Sindical:
¡¡UNA MISMA CLASE, UNA MISMA LUCHA!!





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